UN EMPATE CON SABOR GRATO
Ricardo Araya Maldonado
Periodista
Un meritorio empate logró el cuadro antofagastino frente a Unión Calera. Un 0-0 que dejó un buen sabor, ya que se consiguió jugando de visita. Muy reconfortante, puesto que los jugadores mostraron otra actitud en gran parte del partido, muy diferente a la acostumbrada indolencia exhibida en los encuentros jugados en el Estadio Juan López. Y, fundamentalmente, porque no abusaron del toquecito cortito y riesgoso en el área propia, algo que forma parte del abc del fútbol, pero que tercamente se negaban a desterrarlo tanto el entrenador como sus dirigidos.
Además, corrieron y metieron, porque a falta de figuras desequilibrantes y delanteros goleadores, no queda otra solución para huir del descalabro y preocupación en que está sumida la oncena albiceleste, cuando los dardos apuntaban a la salida del entrenador Huerta, en el intento de rectificar una campaña pobre.
Tres partidos sin marcar goles, obviamente a nadie enorgullece, pero al menos queda la esperanza que este empate constituya el adiós definitivo a la displicencia y también el término de las vacaciones en que continuaban los jugadores antofagastinos, esperando –quizás- el retorno a clases de los estudiantes para mostrar una faceta más positiva, ante los televidentes del Canal del Fútbol y -ojalá- frente a la fiel hinchada en el Estadio Juan López.
En este trabajado empate, también incidió que el técnico Huerta, no se mandó ninguno de sus tradicionales numeritos, como reemplazar un mediocampista ofensivo por un lateral; error tan grotesco que cometió en el partido frente a San Felipe, al más puro estilo de las chambonadas del inefable flaquito Ibarra.
La lógica futbolística, es la base sustancial sobre la cual se cimenta la cosecha de puntos; más si los jugadores son seres tan sensibles y mecanizados, que cualquier invento estratégico -no hacerlos jugar en sus puestos habituales- lleva inevitablemente a carecer de un padrón definido de juego, imperando el “pichangueo” sin sentido y, por consiguiente, los cometidos tan magros como desesperantes, que peligrosamente se están haciendo habituales jugando de local.
Ojalá que esta actuación no sea un mero “veranito de San Juan”, ya que el próximo rival es Wanderers, un cuadro antipático comandado por el gruñón entrenador Elmer Salah, al cual no es necesario empapelarlo a garabatos. Tan sólo bastará gritarle fracasado, para que se descontrole, se vuelva iracundo y se comporte como un energúmeno, después de los papelones que hizo al mando de la selección chilena y que él no considera fracaso, contradiciendo los juicios de todo el mundo futbolizado nacional.
Entonces este partido será clave, en cuanto a verificar el cambio de filosofía futbolística, o simplemente veremos una película añeja y repetida…
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