CON TOLOSITA EN LAS TRIBUNAS, GANARON LOS PUMAS
Ricardo Araya Maldonado
Periodista
Con la presencia de Tolosita en las tribunas, acompañado de un “medio pollo” oficinezco, se inició su planificado “numerito”, ante los mil espectadores rigurosamente registrados en los accesos al Parque Juan López, por las fuerzas especiales de carabineros, con sus carros policiales de todo tipo y demás pertrechos propios de enfrentamientos masivos y no de un simple partido de fútbol.
Como una vulgar y desabrida pichanga fue transcurriendo el enésimo y alicaído clásico entre antofagastinos y calameños. Tanto, que hasta el minuto 35 no hubo ninguna oportunidad de gol; ambos porteros eran meros espectadores y las críticas alcanzaban a todos por igual, matizadas con la consabida resignación del público por la feble alineación puma, sin figuras y, lo peor, sin delanteros a cabalidad.
Más encima, Ronald González jugaba notoriamente retrasado, cumpliendo funciones de mediocampista y de marca; estrategia completamente absurda porque él ignora como se debe marcar y tampoco le gusta, ni siente esa función. Porfiado, insistía en el fútbol cortito –con la consiguiente refriega-, donde lleva todas las de perder debido su físico tan esmirriado.
Por allí, en uno de esos anodinos ataques, un centro desde la derecha del zorrito Martel, desvió el balón Portillo, quedándole servido a González, que con un potente y “llenito” izquierdazo, decretó la apertura de la cuenta.
Enseguida, entendió que jugar por la orilla y encarar constituyen sus fortalezas, generando nuevas ocasiones de gol, desperdiciadas -ya está dicho- por la carencia endémica de un delantero oportunista y que la envíe adentro, como sea.
Al término de la primera fracción y con tan poco público, el “loco choche” no se atrevió a hacer sus rifas fuleras. Sin ningún rubor y con zalamerías de todo tipo fue juntando monedas para poder viajar a Santiago y presenciar el partido frente a Palestino. No en vano es un hincha profesional.
En el reinicio, Cobreloa se fue en busca de la paridad, dejando inmensos espacios para el contragolpe, donde destacó la labor de Ronald González, transformándose en un jugador útil cuando le favorece el marcador y sin ningún bosque de piernas. En otras circunstancias, su aporte es nulo.
Una tras otra, fueron farreándose las ocasiones de gol, con un equipo naranja totalmente entregado a su suerte, ante la impavidez del Pelao Acosta, al cual nadie le arrebata el título de ser el más grande vendedor de pomadas, después de “Pomada” Percic y el flaquito Ibarra.
En ese derrumbe de la estantería defensiva cobreloína, que pudo haberse transformado en un festín, nuevamente dio la hora el chiquilín Huerta. Desaprensivo, obnubilado, desubicado, fue sustituido, y que, definitivamente le quedaron grandes los pastos de primera división y, lo más grave, cae como todos en la precariedad en que se debate el equipo antofagastino.
Lo cierto es que en esa farra de goles, en un desperdicio pocas veces visto y al no poder estirar el marcador, el árbitro Patricio Polich, se las ingenió para conceder tiros libres surtidos al borde del área local. Una práctica tan antigua como efectiva para ayudar a los equipos visitantes. Sin embargo, el arquero López, se erigió en una notable figura, junto al paraguayo David Portillo, que se ha ganado el reconocimiento de todos por su temple, garra y fútbol.
Un triunfo apretado, -angustioso en los minutos finales-, pero esperanzador ante la permanente amenaza del retorno a los potreros, considerando también las paupérrimas actuaciones jugando de visitante.
Por eso, el público antofagastino se retiró feliz, ya que se mantiene por larguísimos años la hegemonía puma sobre los “zorros del desierto”.
Sin embargo, ciertos “alaracos del micrófono”, en vez de captar las impresiones de la hinchada puma, se pusieron a entrevistar a ese oscuro y advenedizo funcionario llamado Tolosita….
No hay comentarios:
Publicar un comentario