Ricardo Araya Maldonado
Periodista
http://www.antofagastina.cl/
Llegó en 1988 y nunca más abandonó “La Perla del Norte”, donde ha realizado múltiples actividades procedentes de su “fábrica de ideas”, con vocación, creatividad y esfuerzo.
Una mujer dedicada a su propio negocio, con su fábrica de ropa de colegio, deportiva y de trabajo.
Profesora, actriz de teatro y fundamentalmente “realizadora de ideas”, es parte del extenso currículum de Marina Huerta Soto, una santiaguina que arribó a la “Perla del Norte”, en 1988 y nunca más abandonó estas cálidas tierras nortinas.
Primero llegó a la oficina salitrera María Elena, acompañando a su esposo, el especialista Gerardo Valdivia, quien asumía como director del hospital, donde quedó gratamente impresionada del agreste paisaje pampino, lejos del mundanal ruido y del caótico tráfico capitalino “fue como llegar de vacaciones”, con todo el tiempo del mundo para reflexionar y mirar retrospectivamente todos aquellos años, desde que su padre quedó cesante y debió asumir la mantención de sus seis hermanos, por lo que abandonó sus estudios universitarios de Ingeniería Comercial, para trabajar en la Clínica Indisa.
Contrariamente a lo que muchos supondrían, allí no conoció a su esposo médico, porque “con Gerardo crecimos juntos, desde que éramos unos chiquilines de trece años”.
Claro que en sus ratos libres, postergó reiteradamente a su estudioso pololo, por su otra pasión que es el teatro y sus dotes de escritora de obras, dirección y actuación, llegando a formar diversos grupos de teatro, donde el futuro galeno debía conformarse sólo con mirarla desde una butaca, como un espectador más.
Fueron 14 años de trabajo intenso y extenuante en Melipilla. Cada día laboral le significaba una verdadera odisea, recorriendo enormes distancias por las calles de Santiago para llegar al Terminal de buses y emprender el viaje de ida y regreso a su trabajo, situación que le ocasionó un severo cuadro de stress, que la tuvo postrada durante seis meses en una clínica.
Ya en el norte, al cabo de un año, cambió la oficina salitrera por Antofagasta, donde Marina prosiguió con su pasión por el teatro, integrándose a los elencos de “Los Vernal” –conocido matrimonio de actores y del profesor Luis Imerio Guardia, con su grupo de teatro universitario. Fue entonces cuando decidió estudiar Periodismo “debido a mi pasión por el teatro y como respaldo para ampliar mis condiciones de dramaturga”.
En sus tiempos mozos de actriz de teatro.
Posteriormente, cuando recibió el título de Periodista, fue uno de los instantes más felices de su vida, ya que “se lo dediqué a mi padre, quien sintió una frustración inmensa, cuando no pude seguir estudiando después que lo exoneraron, en tiempos del gobierno militar”.
A su vez, incursionó en la pantalla chica, al crear el primer canal de televisión por cable en la ciudad, llamado Telemark, que transmitía 16 horas diarias, donde fue la conductora de diversos programas, durante los tres años que duró el canal, adquiriendo una rica experiencia profesional, pero que le dejó un pesado lastre en lo económico y optó por vender todo antes de quedar en la ruina.
Marina recibe el título universitario de Periodista.
Pero el bichito por la pantalla chica siguió y con la experiencia acumulada, echó a andar el Digital Channel y el VLP, que después transfirió a sus actuales propietarios.
Simultáneamente, administraba la sociedad de médicos, donde participaba su amado esposo.
También decidió estudiar música, ingresando al Conservatorio del Liceo Experimental Artístico. Allí aprendió a tocar bajo electrónico y perfeccionó sus conocimientos en guitarra, con las enseñanzas del músico antofagastino, Guillermo Márquez, que integraba el conjunto los Golden Stars, de mucha popularidad en la bohemia antofagastina.
En aquel colegio dio rienda suelta a su creatividad, tocando en conjuntos formados por puros “cabros” y, paralelamente, creaba grupos de teatro entre apoderados y el jardín infantil.
En tanto, Gerardo Valdivia, que tocaba acordeón en el conjunto Old Swingers, cuyos músicos son todos médicos, la llevó a la agrupación logrando un afiatado estilo musical, interpretando temas de mucho ritmo, animando fiestas, pubs y eventos especiales, en diversas ciudades del norte del país creciendo cada año en popularidad, a partir del 2002.
Aventajada guitarrista, en el conjunto Old Swingers, conformado por profesionales médicos.
Por eso, en otra inspiración de su “fábrica de ideas”, creó su propio estudio de grabación, llamado “Artificio Producciones”, donde el grupo grabó dos discos compactos, de excelente aceptación entre los que saben de música. A futuro, pretende apoyar las producciones de artistas nortinos, que yacen postergados en el anonimato.
El año 2005 ingresó al mundo de los negocios, incursionando en la confección de ropa de trabajo, deportiva y de colegio, invirtiendo en un taller de costura y bordado, con maquinarias de última generación, capaz de proveer los pedidos de grandes volúmenes con suma rapidez, para lo cual abrió un local de venta directa en calle Coquimbo Nº 820, frente al Liceo Experimental Artístico, con precios por los suelos.
Junto al cantautor cubano Silvio Rodríguez, con el cual les une gran amistad.
Claro que no por eso dejó el teatro, ya que formó grupos aficionados en el colegio British School y, por muy agotada que se encuentre, no deja de editar la revista del colegio médico, porque “todo lo hago con entusiasmo y amor, desde que asumí el desafío de partir de cero, aquí en el norte”.
Y para ello contó con el apoyo incondicional de su esposo y de sus cuatro hijas, que siempre tuvieron sus cuidados e inmenso amor, de su madre, una mujer sensible, cálida y bella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario