lunes, 22 de marzo de 2010

“Marcoleta: Trajiste puros troncos”

Luis Godoy. Fue un mero espectador (Fotografía de archivo)

Ricardo Araya Maldonado

El Hincha más Hincha del CDA



Una cómoda victoria 2-1 y sin despeinarse consiguieron los pumas de local, ante los huasitos de Curicó, que marchaban punteros e invictos, con una excelente actuación del jugador Méndez y Erick Pino.


Las buenas figuras del encuentro: Richard Olivares, Fernando Méndez, Erick Pino (Fotografías de archivo)



El triunfo 2-1 de los pumas ante Curicó fue claro y tranquilo, pero fundamentalmente mezquino, ya que durante todo el encuentro el cuadro local inclinó la cancha a su favor y los huasitos sureños no fueron rival de riesgo, salvo una jugada de real peligro en el primer tiempo, sin contar el regalo de la defensa antofagastina, que quiso salir jugando y en un pase cortito y desmedido, fue interceptado por un atacante curicano, quien habilitó a su compañero Brizuela, decretando la apertura del marcador, al cumplirse el primer cuarto de hora,


Quienes se desacomodaron en sus asientos, pensando que sería otra tarde de sufrimiento –tan habituales y repetidas bajo la conducción de Ibarra- muy pronto volvieron a sonreír, no sólo porque la paridad llegó seis minutos después, con un soberbio disparo de Richard Olivares y débil resistencia de las manos del portero Santelices, sino porque la oncena visitante era un puntero de mentira, con abundancia de “troncos”, -esos con mayúsculas-, donde sobresalía Segovia “el jefe de todos los troncos del fútbol chileno”, que alguna vez vistió la camiseta puma, por obra y gracia de la ignorancia fútbolística de algún dirigente antofagastino.

Es un verdadero misterio dilucidar, con que argumentos este equipito marchaba puntero e invicto en cinco fechas.

En el segundo tiempo, el ingreso del argentino Méndez, desniveló aún más el predominio albiceleste y además, se dio un verdadero festín por la banda derecha, en compañía de Erick Pino, que lentamente está consolidándose como ese gran jugador, que peligrosamente se quedaba en promesa, al mismo tiempo que Richard Olivares subía su nivel, pero todavía lejos de la campaña anterior.

Del “Parque de diversiones” de Méndez, se gestó la segunda conquista puma, a través de González, de buen derroche y ganas, pero debe perfeccionar su tendencia a hacer una jugada de más.

Mientras tanto, a los dirigidos de Marcoleta, les faltaban manos y pies para seguir golpeando, ante la evidente inferioridad en el juego, a vista y paciencia del juez, que no sacaba tarjetas amarillas. Y, obviamente, ante la ausencia del caudillo que pide a gritos el cuadro local, para intervenir y reclamar la pasividad referil.

Claro que tampoco, nadie se atrevería a afirmar que el CDA fue un vendaval – eso sería propio de algún tropical “alaraco del micrófono”- porque a este equipo le falta (y lo he repetido hasta la saciedad) ese “instinto asesino” para liquidar el partido, en vez de esos toquecitos laterales y “sobradores”, que generan “olés” tibiecitos, sin ton ni son.

Desgraciadamente, ese hombre de área, con pergaminos y mañoso, no está en la plantilla puma, así que deberemos conformarnos con triunfos apretaditos, ante cuadros humildes como el equipito de la séptima región, o bien angustiosos, si llega algún delantero relevante, que inquiete al fondo antofagastino, que careció de dificultades extremas y el meta Godoy, fue un privilegiado espectador.

Esta victoria que lo sitúa nuevamente al tope de la tabla, alcanzó para ilusionar a la fiel hinchada antofagastina con el retorno a primera división, pero con la debida cordura, ya que se trata de un torneo largo y apto para planteles con jugadores avezados y entrenadores cazurros.

Es allí donde reside la gran incógnita del futuro desempeño local.

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