Ricardo Araya Maldonado
El Hincha más Hincha del CDA
Deslucido partido brindó el CDA, como puntero del torneo, ante el colista Copiapó, al empatar de local 1-1, con un bajísimo desempeño de la dupla Pino-Méndez, que dejó la gran duda, si acaso los triunfos dependerán tan sólo de la "iluminación" de ambos jugadores.
Hasta el minuto 30 -cuando el CDA inauguró el marcador- la escuadra local no inquietaba al portero Mandujar, que permanecía como privilegiado espectador, bien peinadito y engominado, tal cual como salió del camarín, porque los pumas eran una sumatoria de errores surtidos, donde imperaban los pases al rival, o desmedidos, o sin profundidad ni sorpresa, principalmente de Erick Pino y Fernando Méndez, cuyos cometidos iniciales denunciaban claramente que no repeterían actuaciones anteriores
A ellos se sumaban la timidez del chiquilín Ronald González y su tendencia a irse al centro del campo y no desbordar por la banda izquierda, sumado al opaco desempeño de Richard Olivares.
Sin embargo, a través de un tiro de esquina -de una ocasional llegada- el jugador Miño tomó un rebote casi en la boca del arco y rompió la paridad, a la cual se aferraba el débil equipo de la tercera región.
A partir de allí, los pumas pudieron estirar las cifras, pero lo impidió el portero visitante, o bien faltó la fineza necesaria para liquidar el partido, aún en la intrascendencia de la dupla Pino-Méndez, que dejó al desnudo una verdad del tamaño del Estadio Regional. Si ellos no funcionan, el resto tampoco, transformándose en un equipo sonámbulo y sin brújula. Así de simple, porque los triunfos más sabrosos, se consiguieron fundamentalmente, bajo la productividad de esta dupla.
Para terminar con la tarde opaca de Méndez, éste salió lesionado a pocos minutos del término de la primera etapa.
Al reanudarse las acciones, la abulía y poca entrega -sin contar los errores futbolísticos-, permitieron que Copiapó tuviera el dominio del balón, pero sin riesgo. Y en una esporádica y confusa jugada, dentro del área grande, pero muy lejos del arco y sin peligro de gol, originó un lanzamiento penal, que más pareció un regalo del árbitro, de reprochable cometido, que a iguales infracciones siempre no aplicaba el mismo criterio para ambos equipos. Además, cobraba "faltitas", en favor de los dirigidos por Mondaca, cerca del área. Es decir, lo que hacen los árbitros que tienen la evidente disposición de perjudicar a un equipo.
Es preciso aclarar que este "saqueo", no fue la causa del pobre empate del equipo local, pero sí obviamente influyó en que los copiapinos manejaran el partido a su antojo, dejaran correr el reloj, con simulaciones de todo tipo, a vista y paciencia del árbitro, al más puro estilo de los equipos argentinos de los años 60 y 70.
Después del empate - a los 60 minutos- y sin el gozo de la "Mendemanía", el CDA no supo atar ni desatar; los errores sumaron toneladas y lo peor y preocupante es que los pumas eran un equipo de jugadores "quedaos", que en lenguaje futbolístico significa que no son aptos para manejar y superar situaciones adversas y mucho menos para dar vueltas olímpicas.
Mientras tanto, Erick Pino, continuaba errático y la entrada de Osman Huerta, tuvo nulo efecto, sin contar los tradicionales numeritos de Ibarra, que hizo ingresa al defensor González, por el lesionado Méndez y otros a destiempo, a los 89 minutos, que a todas luces constituye una falta de respeto para el jugador.
Por allí, casi en el epílogo -y entre tantos desaciertos- una inspiración de Pino, le permitió apilar defensas y su remate pegó en el vertical, fue la única expresión de buen fútbol. Lo demás, para olvidarlo, aunque claramente se pareció a la mayoría de los partidos, que nos tenía acostumbrados el CDA, bajo la conducción de Ibarra de la temporada anterior.
Un empate justo: un verdadero mérito de Copiapó, que es un cuadro de corte amateur, pero que siguiendo las instrucciones del histriónico DT y ex puma Mondaca, manoseó el partido a su regalo antojo, ante la pasividad y discreción de los antofagastinos.
Al final de este pobrísimo desempeño puma, quedó la gran incógnita, si acaso la eficiente actuación de los antofagastinos en partido anteriores, no fue más que un "veranito de San Juan", amparados en los deslumbrantes manejos de la sociedad "Erick y Méndez", que desgraciadamente, en su momentos oscuros, no encuentra el aporte eficiente de nuevos socios.